Los veinten

En mi casa no hubo nada, algunos llamados a la mañana. Mientras desayunaba atendia el telèfono de mal humor, tratando muy descortesmente a todos,.
Diciendo " Si, " No " como una màquina.
Puse un disco, y me da verguenza decir de que banda, pero cuando tenia 15 años y las ideas muy revueltas me sentia enteramente feliz escuchando eso. Baile como en aquellos años buscando que ponerme, armando la mochila para irme de mi casa todo el dìa a festejar mis dos dècadas a otra parte, como cuando el chabo decide irse de la vecindad.
Fui con la guitarra algunos bartulos y el regalo a la casa de Romina La, mi mejor amiga, ella tambien cumplia años, me abrio la puerta de la casa con una tijera rosa en la mano, se pasa casi todo el dìa y la noche haciendo làminas para entregas en la facultad. Le di su regalo, su abuela me dio un regalo, me puse a llorar y me fui.
Me encontraba con Borja en una intersecciòn de calles, estaba casi feliz por asi decirlo, las cosas estaban funcionando en su pequeña medida. Muy raro pero habia llegado temprano, a horario, Borja no estaba, me puse a leer de mientras las primeras hojas de " Tokios Blues" regalo de Romina, decia algo asi como " nunca olvidare aquel viaje donde me di cuenta todo lo que habia desaprovechado, estaba por cumplir los 20 y en el aviòn sonaban los beatles".
Bueno, mi estado animico puede rotar muchos grados si uno lo deja, y obvio que no puedo hacer nada contra èl. Cuando Borja llego, ya estaba la otra parte de mi instalada en Mi, me sentia triste, vacia, no tenia ganas de caminar, me hubiera tirado al piso. èl me dio su regalo, lo abri con indiferencia, lo meti en la bolsa de donde venia y seguimos caminando.
LLegamos a un restaurant de esos conchetos que se ven en los catalogos de revistas caras, uno en Palermo con toda la pomposidad del nombre en frànces y los menues ultra naturales y balsamicos como se acostumbra ahora. Nos sentamos adentro y despues afuera, yo me estaba comiendo los terrones de azùcar que habian quedado en la mesa, mientras entraba en calor la otra parte de Mi, Sofìa que rie ( Jesùs, que narcisista puedo ser ).
Resultò que comimos, habia sol proyectada en la vereda y en nuestra mesa.

Volvi a casa de Romina La sin Borja. LLego Mariangeles, Danial. Estabamos todos.
despues se hiso de noche, Romina se pinto los labios de rojo y yo de rosa, nos tomamos el 24 y nos fuimos a lo ùltimo, una cena repetida cada año en el restaurant vegetariano, no en el que màs nos gusta por que cierra los lunes.
AQllà llevamos una torta, eramos 7 personas. Uno de los chinos puso una canciòn de cumpleaños cantada por un coro de niños chinos y me trajo una grulla rosa echa con cintas color rosa, a mi me dio verguenza decirle que tambien Romina cumplia años.
Pedi 8 deseos, Romina hiso que pidio los suyos. Soplamos las velitas.

Retomamos hacia el colectivo de regreso, Danial al lado mio, adelante Romina La y Bicha M.
Danial me decia cosas bonitas cargadas del pesimismo clàsico que èl y yo desprendemos. Yo les decia otras màs. La vida apestaba màs que nunca, eran las 12.30 Am del dìa Martes ya, yo recorria la ciudad en un colectivo 24 siendo un alma màs, que envejece, que no existe.
Fui a bvuscar mis regalos a la casa de Romina La. los meti en una bolsa. Volvi a mi casa, los puse encima de la mesa. Los mire , y no me eche a llorar, simplemente por que no siento nada, ni alegria, ni angustia.
Estoy vacia, y lo peor, es que no solo soy desagradecida, sino que desgraciada, por que nada logra tocarme. Como un pato en el agua, y sus plumas aceitadas.
Feliz cumpleaños a mi.