miércoles, 14 de abril de 2010

La casa de los poetas.

segunda parte

amaneci con los ojos grandes, ya estaba en la nueva casa,
la cama deshecha
habian algunas cosas puestas en la pared
no recorde haqberlas dejado alli
pero hablaban de mi
y mis manos de ella

asome a la ventana para preguntar la hora
el mendigo estaba despierto comiendo de una lata
supuse que eran las 12, pero el sol estaba bajo
ni los mendigos ni los poetas comemos ni vivimos a horario

habia silencio
sera domingo?
me vesti de luto para inmortalizar cualquier cosa que pasara y me sente a escribir :

de mañana te pense y me dolieron las sienes
doloroso resultaste ser hasta que te aniquile con un poco de vanidad
disparaste por el aire y caiste en una maceta
floreciste en forma de pellejo
aqui me encuentro feliz sin sonreir
y tengo en las manos el arma de estos ultimos tiempos.
la poesia
vivo con poetas y cuando siento cualquier cosa que sea me siento a escribir
algo que tenga forma de poema
y luego lo guardo o lo lanzo por la ventana
sabes?
cuando hay viento vuelan los hilos,
el sol esconde la verdad de algunas cosas
y de noche me siento a pensar
y huyo.



golpearon a la puerta
asenti que estaba viva
entro un joven muchacho que no habia visto antes,
me pregunto por el luto.
èl no era poeta
- què haces aqui?
- este es mi cuarto
-lo alquile hace dos dìas
-hace tres que no volvia
-puedes quedarte en aquella parte, me sobra espacio, no tengo mas que papeles.
-de lado de la ventana hace frio
-y tus cosas??
-las quitaron cuando viniste

me levante y le cedi la silla.
nos quedamos en silencio, tenia tierra en las manos y en las suelas de los zapatos.
senti ganas de hablarle, asi que sali de aquella habitacion y baje por las escaleras hasta el sotano,
me apoye en la entrada y pense en el tren.
volveria el tiempo atràs solo un segundo para verte y despedirme
en el sotano cabian las ideas mas profundas
vi al fondo a uno de los poetas,
me limpie con las mangas y subi corriendo.




III
en la ciudad se festejaba por las calles la asuncion de algun santo de nombre desconocido para mi,
los fieles arrojaban migas de pan a una figura de metal que se pasaba de mano en mano a travès de la calle.
Los poetas festejaban arrojando vino. Los veia desde el marco de entrada de la casa, alli habian dos escalones
y un gran vitral de colores que formaban un ocho, algo asi como el infinito.


Sentada veia a la virgen
tambaleandose, el pan caia al suelo empapado en vino formando circulos rojos salpicando las manos de los que estaban.
en la acera de enfrente estaba aquel sujeto con el que iba a compartir la habitaciòn.
estaba mirando el episodio con un dedo sujetando un tramo de libro usandolo de señalador.
Miro hacia donde estaba la gente y luego miro hacia mi. Sostuvimos la mirada unos largos segundos que bastaron
para deducir que era un arrojado del paraiso vuelto en poeta.
alguien dijo que la cena estaba servida, y subimos enseguida por las escaleras, caminando en cuatro patas pisando los talones
del que iba delante.
nos sentamos en la mesa, y no habia nada para comer ni para beber,
el cocinero tenia el pelo canoso y fumaba sin tocar el cigarillo con las manos. salvo para ponerselo en la boca.
nos comento sobre lo que estuvo escribiendo esa tarde,
hablaba del parque y de la estacion del año.
en la mesa habia lugares vacios, los que estabamos escuchamos con atenciòn,nuestros estomagos hacian ruido.
la puerta se abrio y era un poeta que traia una bolsa de papel con comida enlatada y dos vinos.
el cocinero sin quitarse el cigarrillo de la boca procedio a abrir cada lata con un cuchillo oxidado, y haciendo
ademanes con las manos nos señalo a cada uno de los que esperabamos algo para hacer,
tendimos un trapo con suerte de mantel sobre la madera que servia de mesa,
y pusimos vasos limpios.
a mi me toco un florero de vidrio con la punta rasgada
la comida nos fue util para acompañar el vino
brindamos una vez por cada uno de nosotros.
Aurelio que era el poeta mas viejo lo hiso dos veces por si mismo y rumio sus deseos.
los mios fueron callados, y casi todos hicieron lo mismo menos el cocinero.
que no brindo, y nos pidio que le dejaramos la medida de un vaso y tomo del pico de la botella con el cigarrillo a un lado de su boca.

Pasada la cena, el jazz se expandia por toda la casa como una red exquisita
en una noche que no prometia ninguna cosa.
si la noche pudiera responder a esto, contestaria algo asi como " claro que si, soy noche, con eso basto,
oye , desde cuando buscas promesas en mi si no las encuentras ni en ti? "
añgunos se deslizaban sobre el parque descalzos, poniendose en punta de pie y raspando los talones como si el suelo
fuera un extenso espejo y hubiera que lustrarlo. La humedad de los cuerpos se hacia vapor en los vidrios de los ventanales.
alguièn apago la luz, y lo solitario de los bailes ya no fue evidente,
a oscuras alguièn comenzo a cantar a coro con billie holiday,
otro chasquia los dedos.
tenia los brazos levantandos cuando se escucho una puerta cerrarse y otra abrirse.
una a una los poetas fueron desapareciendo de la pista de baile,
se escuchaba la pua girar en el disco y los pasos alejarse a medida que las puertas decian lo suyo.
tantee a mi alrededor y estaba al pie de la biblioteca, tome un libro al azahar sin poder ver el titulo
me guie con la luz de la luna hasta mi habitacion,
mi acompañante estaba sentado en la puerta del lado de afuera.
Desde donde estaba alcanazaba a ver la linea de su nariz y la frente, apoye la mano en el picaporte
y pense en lo que hacia
de noche los poetas tenemos algo asi como permiso de reinventar nuestras almas.
ibamos a entrar y a perdernos.

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- fuga de las estaciones -

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Plante una birome crecio una palabra florecio la tarde abracadabra la regue con agua, de mi regadera. desbordaba tinta como enredadera. fue un dìa de otoño que se deshojo el abracadabra de este corazòn y empece de nuevo con mi lapicera a escarbar la tierra de mi primavera.