La hierba roja de Boris Vian

Estoy leyendo La Nausea de Sartre que me regalo Daniel Antonail qel año pasado.
Un dìa vino y me dijo " te voy a regalar mi libro preferido", entonces todos los dìas le insistia en que " donde està tu libro preferido que no me lo das". Un `dìa me dijo " fui a la libreria y estaba agotado ". Segui buscando, pense-
Una noche, en clase de guiòn de la escuela, lo saco de su mochila de viaje, estaba envuelto enb un papel verde a lunares grandes. Me emocione*
Me brillaron las mejillas, nadie antes salvo Romina La en mi cumpleaños de 16 que me regalo Rayuela, y Jackelin Aurora en mi cumpleaños 19 que me regalo " La insoportable levedad del ser", y mi tio que a los 7 años me regalo " Conejito se perdio" . Nunca antes me habian regalado algo en un gesto parecido.
Acà me remito a los gestos, regalar literatura es màs que regalar una simple materialidad, yaque uno sale y entre los puestos va buscando entre las opciones cual hiria mejor con el agasajado, en este caso me regalo su libro preferido, pero no es solo eso, ya que fue dos veces a la libreria para comprarmelo, eligio la ediciòn, le puso un papel a lunares, y me lo dio con el màs hermoso gesto.
Ese es un regalo, y el es mi amigo. No por que me haga regalos, sino que el amor hacia otra persona nos lleva a adornar las màs pequeñas cosas para que el otro lo note y sea feliz, Romina La le hace corazones a los sobres de las cartas, Y jackeline Aurora escribio la tapa de la insoportable con una dedicatoria bien cursi, tierna y razonablemente sagitariana. Ella es de Sagitario, y su elecciòn es el rococo.
Entonces estoy con La Nausea. Hay dìas como hoy que me despierto con la necesidad de abrazar mi pequeña cultura. Los libros de la biblioteca, acariciar el cuaderno de dibujos, o sentarme en el sillòn de mi habitaciòn y pasar la mano por la tapa del libro. Hago esas cosas, supongo, por que siempre supuse que estaba Sola.
Hace unos meses me emborrache mal, estaba con mi amante. El me cuidaba como siempre, ebria, yo, solo pensaba en mi soledad, no dejaba de repetirme lo sola que me sentia, lo sola que estaba, en definitiva mi segundo nombre es Soledad. No por nada es asi. Si tu segundo nombre es Alba, no por nada es Alba. Y si no tenes segundo nombre tampoco es por nada.
Soy la soledad, y lo que màs disfruto es estar sola, y en dìas como hoy quisiera sentirme mucho màs sola todavia, rodeada de mis construcciones imaginarias, de lo falso, pequeño y frio. aquellos libros como las hojas donde uno escribe , son inmortales. este cuerpo envejece, se vuelve cansado, desenamorado y triste.
Opto por vivir de historias ajenas, y guardar la suya en un cajoncito con flores.